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La electrificación de la flota de vehículos en la empresa
01/10/2020
La electrificación de la flota de vehículos en la empresa
En el mercado existen infinidad de productos, e incluso sectores, que sobreviven no por su calidad ni diseño ni eficiencia, sino gracias a las subvenciones que los Estados destinan a mantener el empleo o el sector pensando que, manteniéndolo hoy, será rentable mañana. Esto tan aparentemente lógico, por desgracia, no es cierto: cuando un sector es ineficiente, no es rentable y sobrevive gracias a subvenciones, al retirarlas desaparece del mercado porque no se puede mantener.
Este podría parecer el caso del vehículo eléctrico ya que, actualmente, tiene el gran soporte de las subvenciones, pero no es así. Hay una gran verdad detrás de todo esto de la electrificación y es que el motor eléctrico es muchísimo más eficiente que el de combustión. El motor eléctrico es eficiente en todos los momentos de conducción, mientras que el de combustión solo es 100% eficiente cuando funciona a un número determinado de revoluciones.
Los vehículos eléctricos son una opción cada vez más atractiva no solo para particulares, sino también para empresas y administraciones públicas. ¿Por qué aumentan las flotas de vehículos eléctricos? Además de la eficiencia mencionada, hay dos motivos principales: cada vez los coches eléctricos tienen mayor autonomía y cada vez los costes de adquisición y mantenimiento son menores. Por supuesto, el vehículo eléctrico tiene muchas más ventajas: menores costes también en impuestos (circulación y matriculación), ahorro en gastos de combustible, acceso a zonas restringidas de las ciudades, ventajas de aparcamiento y, por supuesto, cero emisiones, contribuyendo también al cuidado del medioambiente.
A medida que las empresas y administraciones deben reemplazar su flota ya se plantean la cuestión de adquirir vehículos eléctricos o con motor de combustión. La disyuntiva es lógica teniendo en cuenta que las flotas comerciales suponen una inversión muy fuerte y el análisis sobre la decisión de compra debe contemplar numerosas variables.
Costes: adquisición, mantenimiento, recarga
¿Pero cuándo empieza a ser más rentable un vehículo eléctrico para las empresas? Fácil: desde el momento de la compra. Actualmente, el precio de adquisición ya apenas supone diferencia entre un coche de combustión y uno eléctrico. Y en el caso de los vehículos que se utilizan y amortizan en régimen de renting, es aún más ventajoso optar por la variante eléctrica. Por este motivo, el precio de compra ya no es un argumento válido. Además, ahora el Programa de Impulso a la Movilidad Eléctrica y Sostenible (Plan MOVES II) aportará una ayuda de hasta 5.500 euros, y se financiará la infraestructura pública de recarga eléctrica.
Por otro lado, el aumento exponencial de la demanda de vehículos eléctricos llevará a la producción en serie, y con ello a un ahorro importante de costes para los fabricantes que se traducirá en una disminución del precio de estos coches, que hasta ahora estaban solo al alcance de una parte de la población.
Tampoco es ya un argumento válido la autonomía del vehículo eléctrico si pensamos en el modo de uso más generalizado, especialmente en nuestras Islas Baleares. Casi todos los negocios operan dentro de un radio de 20 a 50 kilómetros, e incluso distancias más cortas en ciudad. Aquí el vehículo eléctrico es una alternativa especialmente atractiva, también pensando que las baterías mejoradas ahora permiten cubrir distancias incluso mayores, de entre 300 y 600 kilómetros.
Pero más allá del coste de adquisición y de la autonomía de sus baterías, lo que nos interesa, seamos particulares o empresas, es el gasto en la carga eléctrica. Para hacernos una idea del tremendo ahorro del vehículo eléctrico con valores aproximados y nada lejanos a la realidad:
¡¡Nos ahorramos hasta 1.112,50€ con 15.000 kilómetros al año!! Y eso suponiendo que la carga se realice asumiendo el coste de la electricidad, porque si aprovechamos la red de cargadores públicos gratuitos el ahorro es aún mayor.
Ahora bien, todos estos datos positivos y optimistas no serán suficientes sin una infraestructura adecuada. Podría surgir la duda de si la red de cargadores puede satisfacer la demanda que se viene encima. La respuesta es sí, la red se ampliará exponencialmente, no solo por la propia demanda, sino porque también va a suponer una fuente de ingresos para las compañías que los instalen. Pensemos por ejemplo en los hipermercados. Las familias pasarán allí una o dos horas haciendo la compra, por lo que es el sitio perfecto para dejar cargando el coche. Esos hipermercados invertirán en macroinstalaciones de cargadores y establecerán una tarifa con un margen, lo que les supondrá una fuente más de ingresos. Esto acabará ocurriendo en todos los establecimientos que cuenten con aparcamientos privados. Sin olvidar que, por otro lado, en la vía pública serán los gobiernos y las eléctricas las que se encarguen de hacer estas instalaciones.
Teniendo en cuenta todas estas ventajas, el futuro pasará inevitablemente por el vehículo eléctrico, por lo que es imprescindible preparar la infraestructura necesaria para nuestra flota de vehículos en las instalaciones de la empresa o en ubicaciones estratégicas para la misma. Además, si lo haces ahora aprovecharás las ayudas del Gobierno.
Y para terminar pero no menos importante, el irrefutable argumento de la sostenibilidad medioambiental. La descarbonización del transporte es una realidad y las iniciativas empresariales para un transporte limpio son clave para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en la movilidad.
Grandes empresas actúan dando ejemplo desde hace años en la sustitución de su flota de vehículos en fomento de la movilidad sostenible. Un ejemplo es el de Endesa, que en sus cinco ediciones del Plan de Movilidad Eléctrica para empleados ha conseguido que un 9% de su plantilla circule de modo privado con cero emisiones. De este modo, han evitado la emisión a la atmósfera de más de 5.000 toneladas de CO2, así como la emisión de partículas y NOx, contribuyendo a la mejora de la calidad del aire en las ciudades, así como a crear un mejor ambiente de trabajo sin ruidos.
A esto hay que sumar las previsibles restricciones de movilidad en las ciudades para los vehículos con motor de combustión. En nuestro país ya las hemos vivido puntualmente, pero sabemos que están en la hoja de ruta de todas las Administraciones el impedir o restringir la circulación y el acceso al centro de las ciudades a todo vehículo que no lleve etiqueta ECO o CERO. Este obstáculo es aún mayor para las empresas, no solo por el acceso de sus coches a visitas comerciales, sino por todos sus vehículos de trabajo, reparto, transporte, carga… De ahí que la movilidad eléctrica llegue no solo a los turismos.
No debemos olvidar igualmente que toda acción encaminada a la sostenibilidad medioambiental redunda en una mejora de la imagen de las empresas, formando parte incluso del plan de Responsabilidad Social Corporativa. La estrategia de cada compañía está compuesta por muchas aristas, una de ellas podría ser la transición de una flota tradicional a una eléctrica con el objetivo de generar un impacto positivo en el medioambiente. No solo mejora la imagen desde un aspecto socialmente responsable, sino que cataloga a la empresa como moderna e innovadora. Recordemos que el uso de energías limpias es aún un sector poco explotado, por lo que sumarse antes que la mayoría es aún más visible y mediático como práctica innovadora.
Las innovadoras soluciones de movilidad son la opción de futuro tanto para ciudadanos como para empresas y servicios municipales. El futuro es eléctrico. El presente, también. Por eso en Volkswagen nos sumamos a la nueva era diseñando coches eléctricos como creemos que deberían serlo: inteligentes, sostenibles y para todos. De ahora en adelante, descubrirás una nueva forma de conducir. Ponte cómodo, la movilidad del futuro ya ha empezado.
No es el momento del coche eléctrico. Hasta que lo es.